Ella aluna en este suelo terrestre. Aterriza su ser con los mismos huesos firmes y livianos que nos legaron astros y constelaciones.

Se reconoce mujer pájaro y no vuela atajos, la he visto recorrer paso a paso umbrales y pasajes.

Ella atraviesa este reino cicladiano con un arrojo que la identifica.

Sin demora escucha sus sueños, esos mandatos astrales y perecederos.

Mil veces echó a rodar símbolos y arquetipos para sumergirse hondo e impulsar su propio río, para luego también obedecerlo.

Las pinturas y objetos que creó para Alunaciones son ilaciones que tensa y arrastra hasta las sustancias presentes. Obrar que compromete sus investigaciones y confirma sus visiones.

La veo tan nítida allí! Alcanzan a verla?

Acompañar este devenir me insta a preguntarme,

Cuán lunar es el don del que nos apropiamos? Es desde los sustratos que constituyen las memorias de la tierra que fluyen esas voces en los oficios humanos?

La artista se descubre. Se mueve, se revela, se mimetiza, se multiplica…

Pronto, por su voluntad, nos interrogamos por la sed de bañarnos en un llanto que quizás no recordamos; de respirar un temblor que nos funda.